Si tuviera que mencionar cuáles fueron mis cuentos preferidos, no podría evitar remitirme a aquellos que conformaban “El gran libro de cuentos” que tuve en mi infancia y que aún conservo: “Cuentos de los Hermanos Grimm”.
Un libro de tapas duras muy bonito, de 322 págs. Contiene 55 cuentos de los Hermanos Grimm, con ilustraciones del acuarelista polaco, Janusz Grabianski. Es de la Editorial Noguer. (1971) |
Mi infancia estuvo rodeada de cuentos inolvidables que me dejaron las huellas de intensas emociones. Mi madre fue una gran lectora y la mejor narradora de cuentos e historias que pude conocer. He escuchado de ella muchos cuentos que recuerdo vivamente, como si cerrara los ojos y volviese a escuchar el relato, evocando los gestos, los cambios de voces, los tonos que empleaba para adornarlos y que les daban un dramatismo increíble.
El tan ansiado “érase una vez …” hacía efecto inmediato, atrapando la atención y creando todo un mundo de fantasía en mi alma de niña. Alimentados con la voz acogedora de mi madre, los personajes y las situaciones daban rienda suelta a mi imaginación y despertaban una magia especial.
Tal vez mi madre fuera consciente de lo que producía… ella sabía generar una gran expectación con las preguntas del tipo: “¿saben lo que pasó entonces?”, sus fantásticos recursos eran muy variados, y los empleaba de tal modo que inevitablemente invitaban a pedir “un cuento más”
Tal vez mi madre fuera consciente de lo que producía… ella sabía generar una gran expectación con las preguntas del tipo: “¿saben lo que pasó entonces?”, sus fantásticos recursos eran muy variados, y los empleaba de tal modo que inevitablemente invitaban a pedir “un cuento más”
Realmente fue una época dorada de mundos y personajes mágicos que he compartido con mi madre y con mis hermanos… una época que se había perdido en el trajín de la vida, pero que se renovó con mis hijos. Encontrar momentos para compartir con ellos los mismos cuentos y entrar en esos mundos otra vez, me dieron la oportunidad de disfrutar juntos, fortalecer nuestros vínculos afectivos y también me permitieron conocerlos mejor, aprender a ver el mundo desde su punto de vista, comprender cómo piensan, cómo sienten y cómo razonan y creo que ellos también aprendieron ideas y valores, pudieron ponerse en el lugar de otros y así conocerse a sí mismos.
Mi viejo libro sigue vigente y goza de un alto valor afectivo. Ya no tiene el esplendor que tuvo; las páginas están ajadas y otras se perdieron (siendo reemplazadas por hojas que yo misma escribí hace mucho tiempo, con una infantil caligrafía en cursiva continuando el relato que recordaba de memoria)... Asi, mi ejemplar muestra notoriamente el uso que le di y el cariño que nunca perdí por él... testigo de veranos e inviernos, sobreviviendo y envejeciendo junto conmigo.
No concibo una biblioteca sin este tesoro
que atravesó la vida junto a mi.
Me hace muy feliz leer y contarles a mis hijos (y algún día también a mis sobrinos y quizás mis nietos) los cuentos que llenaron mi infancia. Disfrutar de esos momentos otra vez, "me devolvieron la mágia" porque después de todo... el valor del cuento es igual de eficaz para cualquier persona, independientemente de la edad que tenga… Es algo que le debo a mi madre, quien además de la vida, también me dio este librito "Cuentos de los Hermanos Grimm".
Por esas razones, es que éste blog fue pensado... Para inmortalizar aquellos cuentos en general y el librito en particular, de forma tal que podamos seguir disfrutando de sus historias aunque sea de manera virtual. Y es que mi libro (en papel) se va deteriorando indefectiblemente... aunque mis hijos lo conocen y lo valoran, mi deseo es que no se pierda con el paso del tiempo.
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